Peronismo vs. Kirchnerismo, capítulo estreno. Por María Bianchi

El acto de la UOCRA en apoyo al Presidente Alberto Fernández, que podría leerse como una movilización del oficialismo para mostrar fuerzas a la oposición, fue en realidad un capítulo más de la saga Peronismo vs. Kirchnerismo que nació allá por el año 2003 con el surgimiento de Néstor Kirchner, pero que se profundizó mucho más a partir de la asunción como presidenta de Cristina Fernández.

En este sentido, en medio de la interna que se evidencia hoy en el Gobierno, la convocatoria del líder de la UOCRA, Gerardo Martínez, es una clara señal de distanciamiento con Máximo Kirchner y un llamado de atención para Alberto, que deberá elegir a su alfil para afrontar la disputa por el alineamiento de la rama sindical.

Máximo, desde hace un tiempo a esta parte, ha venido aglutinando en forma silenciosa a un importante número de sindicatos de relativo peso (SMATA, UOM, Curtidores, Canillitas, SOMU, CTA, Camioneros, entre otros), con el propósito de sentar sus bases de cara a consolidarse como “el heredero del poder” dentro del movimiento Kirchnerista. Considerando esto, la ausencia de Máximo y del arco Kirchnerista (Axel, Wado de Pedro, Luana Volnovich, entre otros) en el acto realizado en Esteban Echeverría, es un indicio de esta mencionada contienda, que lejos está de ser sorpresiva.

Parte de esta lectura, incorpora a una figura legendaria como lo es el líder de la UOCRA, Gerardo Martínez, quien ha venido sumando poder en los últimos años a partir de su prolijo y destacado rol en la Organización Internacional del Trabajo (OIT) y de la destacada “supervivencia” del sector de la construcción en los momentos más duros del país, sumido en la pandemia del COVID.

Martínez, siempre alineado con la Casa Rosada, es un dirigente Peronista de la primera hora; pero también es un crítico del Kirchnerismo y de la figura de Cristina en los ámbitos más reservados del ambiente político/laboral. Desde la campaña del 2015, previo a la designación de Daniel Scioli como candidato a Presidente por el Frente para la Victoria, el líder sindical se había mostrado cercano al entonces Gobernador y de acuerdo en lo que muchos peronistas consideraban como una acción imprescindible, que era la ruptura de Scioli con Cristina para aglutinar al Peronismo y vencer a Mauricio Macri.

En línea con esta visión, se puede aventurar sin temor a equivocarse, que el líder de la Construcción estría más cerca de Horacio Rodríguez Larreta que de cualquier candidato que pudiera surgir de las entrañas del Kirchnerismo (no Peronista) en una eventual compulsa presidencial para 2023, aunque no lo expresaría nunca públicamente. Así lo siente y así se muestra, cada vez que es convocado por los funcionarios laborales de la Ciudad de Buenos Aires.

Planteado este escenario, el acto del que participó Alberto dejó más mensajes hacia adentro que hacia afuera del Frente de Todos. Fue un límite a Máximo. O al menos una muestra de fuerza de la rama sindical Peronista no Kirchnerista. Fue tal vez, la postulación de Martínez como ese líder aglutinador del sindicalismo que haría contrapeso con el Kirchnerismo y que sumaría fuerzas que ya no toleran a Cristina en el escenario político. Fue también, para los más benevolentes, un acto de acompañamiento a Alberto en un momento de necesidad extrema; y fue en definitiva un agradecimiento del gremio de la construcción a los gestos del Gobierno que permitieron recuperar después de la pandemia más de 200 mil puestos de trabajo.

Fue un capítulo más. No el definitivo. Pero si en el oficialismo no comienzan a aparecer señales de acercamiento, este tipo de escenarios se replicarán con mayor periodicidad y esa fusión entre Peronismo y Kirchnerismo que para muchos había comenzado funcionar volverá a abrirse camino para generar desgaste que en consecuencia capitalizará la oposición.


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